La piel es el órgano más grande del organismo, nos comunica con el medio que nos rodea y muchas veces expresa, a través de lesiones cutáneas, distintas enfermedades internas. Por su parte, la diabetes afecta el metabolismo de la glucosa (azúcar) en particular, pero altera todo el metabolismo en general, con consecuencias en ocasiones irreparables para varios órganos.

Así es como la diabetes tiene una repercusión importante en la piel: el aumento sostenido de la glucemia altera la circulación, la cicatrización normal, la capacidad de defensa frente a diferentes microorganismos y provoca daños a nivel de los nervios alterando la sensibilidad. El simple examen de la piel de una persona representa una buena oportunidad para darnos cuenta a veces si ésta es diabética y también puede darnos una idea de cuán bien controlada está la enfermedad .

Existen lesiones cutáneas propias de la diabetes y otras agravadas por ésta. Lo más frecuente es la aparición de sequedad de la piel y prurito (picazón), particularmente en las piernas y la espalda. Puede aparecer un engrosamiento de la piel de las manos, provocando una menor extensión de los dedos y las muñecas, y de la piel de la espalda, que se torna imposible de pellizcar. Por el otro lado, puede verse un afinamiento de la piel de las piernas, que se nota brillante y frágil, con pérdida del vello y alteraciones de la sudoración.  Los pliegues; axilas, nuca y región inguinal, pueden pigmentarse tomando un aspecto oscuro y aterciopelado.

Debido al daño de vasos y nervios con alteración consecuente de la sensibilidad, la cicatrización y la defensa frente a microorganismos que habitan el ambiente, es imprescindible prestar mucha atención para evitar los traumatismos que puedan causar heridas. La falta del dolor como mecanismo de alarma puede hacer que ellas sean pasadas por alto, con el riesgo de agravarse e infectarse, tornándose muy difíciles de curar. Por estos motivos el cuidado de los pies es fundamental, las uñas deben ser cortadas o limadas en forma recta, se deben secar bien los espacios entre los dedos luego del baño, con toalla o con aire caliente del secador si la movilidad se encuentra reducida. Debe preferirse la utilización medias de algodón de color claro y calzado cómodo que evite los traumatismos. En caso de que estos ocurran siempre es conveniente consultar al médico en forma temprana. Otros factores que pueden asociarse y dificultan aún más la curación son el sobrepeso y la presencia de várices en las piernas.

 Las infecciones por hongos en toda la piel del diabético son muy frecuentes, tanto entre los dedos, las uñas, las ingles y la región genital, muy molestos por el intenso prurito y ardor que presentan. También pueden aparecer forúnculos, que se reconocen por ser lesiones redondeadas, En ocasiones pueden aparecer ampollas y manchas color pardo en las piernas, estos son signos indirectos de que la diabetes está fuera de control.

Si bien son múltiples las complicaciones que pueden presentarse en la piel, constituyen una pauta de alarma que tenemos tanto los pacientes como los médicos para evaluar la enfermedad y hacer el tratamiento correspondiente. Es importante no pasarlo por alto.

Dra. Mabel Jimena Nocito

Dermatóloga.

Médica de planta del Hospital Churruca de Buenos Aires